sábado, 25 de febrero de 2012

SANTUARIO DE LA MEDALLA MILAGROSA “UNA PROMESA CUMPLIDA”


                  SANTUARIO DE LA MEDALLA MILAGROSA
                        “UNA PROMESA CUMPLIDA”




El bogotazo de 1948, fue el inicio de esta historia llena de curiosidades, y ante todo del trabajo inagotable de los padres vicentinos y de la comunidad santarosana, al querer pagar la promesa  hecha por el padre Martiniano Trujillo, el día que el junto con los misioneros y algunos seminaristas que vivían en la casa provincial de Bogotá, fueron victimas de un conflicto armado siendo rehenes por algunas horas, el desespero y el temor tomaron al padre y el quiso prometer a la Virgen de la medalla milagrosa, la construcción de un templo o un santuario en agradecimiento por los favores recibidos ese día.

La familia vicentina se encuentra en  nuestro municipio desde 1894, cuando los padres vicentinos franceses, vieron en santa  Rosa de Cabal, el lugar adecuado parta hacer su semillero de vocaciones, que inicialmente inicio como un colegio. El alto de la colina fue el lugar estratégico elegido, por su ímpetu , desde allí se ve casi todo el municipio, y su principal cuerpo de agua el Rio San Eugenio, también por la calidez de su gente y el clima que posee.

El 9 de abril de 1948, la casa provincial de Bogotá fue asaltada en medio del conflicto armado, donde los padres, seminaristas y misioneros que vivían allí, fueron tomados como rehenes durante varias horas, este hecho es reconocido por los colombianos como el Bogotazo, donde murió uno de los principales lideres liberales en Colombia, en este acontecimiento fue donde el padre Martiniano Trujillo, en un ruego a la Santísima Virgen María, le prometió  construir un templo,  un santuario o un monumento  símbolo y recuerdo de ferviente gratitud  por los beneficios  dispensados  por la celestial señora.
La obra fue estimada en $800.000, pero no se contaba con tal capital, pero los padres vicentinos se ingeniaron la manera de recoger dinero, repartiendo en todas las casas de los santarosanos una alcancía  a la que le llamaron la Virgen Peregrina, los padres, los seminaristas y los misioneros también se encargaban de llenarlas, fué un apoyo de todos por al santuario; así recogieron $ 358.000.
En 1949 el padre Alfonso Gutiérrez, rector de la escuela apostólica , pidió que el santuario fuera construido al lado de la escuela , para que fuera galante de las vocaciones que allí se formaban.

Al año siguiente el padre William  Stattery, concedió el permiso para que fuera un Santuario y fuera construido  en nuestro municipio en honor a la Santísima virgen de la medalla Milagrosa, ya en 1953 Monseñor Luis Concha ya que Santa Rosa pertenecía a la Arquidiocesis de Manizales, dió la bendición a la obra.

En 1959 se inició la obra, por el padre Luis Antonio Mojica, encomendado por Monseñor Alberto Uribe; el 27 de noviembre de 1961, se celebró la primera eucaristía, claro que las obras del santuario aun no culminaban ya en 1962 se estableció el culto de forma normal, a pesar de que la obra no había llegado a su fin, en el año 1964, se instaló el vitral , que fue una donación de las Damas de la Caridad de Cali, su significado es:

“María inmaculada, purísimo lirio que brota de la tierra y se alza al cielo, la criatura mas perfecta que une en su persona cuanto de divino y humano puede darse en el linaje de Adán. Lucero de la mañana, estrella matutina que disipa las tinieblas y abre los luminosos horizontes de la gracia, inundando de luz y calor  este valle de lagrimas; el conjunto es un amanecer radiante iluminado que se pierde en la efusividad del horizonte enmarcado solamente, por el verdor de la tierra y el azul del firmamento”.






En el año 1965 la obra fue interrumpida por la falta de dinero, esto llevó a la improvisación, tapando  con plásticos la construcción inconclusa.

En 1974 los planos del Santuario fueron cambiados, uno de sus mas notables  cambios fue el campanario, porque en los nuevos planos ya no estaba, esto fue hecho por el Monseñor Samuel Silverio Buitrago y sus colaboradores; para dar fin a la obra se contó con el dinero de las cesantías del padre Gustavo Villegas como capellán del Hospital San Vicente de Paul.
De ahí en adelante, han sido las gestiones de los diferentes rectores del  seminario  los que han hecho que tanto el Santuario como el Seminario se encuentren en el estado actual, con su hermosura y su antigüedad.

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